Son ligeramente dulces, lo que los hece ideales para el desayuno o la cena con un vaso de leche fría.
Estos que hice son los chicos y así quedan al salir del horno. Por cierto, el aroma que producen al hornearse es de mis olores favoritos en el mundo.
También se pueden congelar sin problema por varias semanas y se pueden recalentar en un hornito tostador con mantequilla.
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